lunes, 28 de abril de 2008


La lucha por la supervivencia fue, en los tiempos paleolíticos, una lucha del ser humano con el medio natural y con sus competidores de otras especies animales. Como la vida era muy dura, sólo una minoría de seres humanos cumpliría los 40 años de vida y los que llegaran a esa edad seguramente tendrían una vejez difícil, aquejados de dolores de artritis, reumatismo, escorbuto, y amenazados de muerte con cada hueso roto o muela infectada.
La supervivencia de la humanidad durante el Paleolítico se logró en gran medida a la vida comunitaria, su ingenio, sus descubrimientos técnicos y la capacidad social que desarrolló para comunicar y gLa lucha por la supervivencia fue, en los tiempos paleolíticos, una lucha del ser humano con el medio natural y con sus competidores de otras especies animales. Como la vida era muy dura, sólo una minoría de seres humanos cumpliría los 40 años de vida y los que llegaran a esa edad seguramente tendrían una vejez difícil, aquejados de dolores de artritis, reumatismo, escorbuto, y amenazados de muerte con cada hueso roto o muela infectada.
La supervivencia de la humanidad durante el Paleolítico se logró en gran medida a la vida comunitaria, su ingenio, sus descubrimientos técnicos y la capacidad social que desarrolló para comunicar y guardar la memoria de su culturauardar la memoria de su cultura


Los primates
Para los paleontólogos, el punto de inicio de la historia de la humanidad empezó con la aparición de los primates, hace unos 65 millones de años. Los primeros de ellos eran unos pequeños seres que empezaron a vivir en los árboles en lugar de permanecer en el suelo, como la mayoría de los mamíferos. Entre las especies que pertenecen a los primates están, además del ser humano, los simios, monos y musarañas. Durante su desarrollo evolutivo, estos primates se hicieron de ciertos rasgos especiales: buena visión, manos con las que se pueden sujetar firmemente objetos y un cerebro relativamente grande.
Por pertenecer a la misma familia, las diferentes especies de primates, en especial monos y simios, guardan similitud con el ser humano. Según algunos estudiosos, el último ancestro común entre el ser humano y el chimpancé, nuestro primo más cercano, existió hace 6 ó 7 millones de años. Después de esta separación apareció el primer homínido, el llamado Australopithecus, que posteriormente dio lugar al Homo habilis, el primer especímen del género Homo, al que pertenecemos los seres humanos modernos.



La Era de los mamíferos
Se calcula que hace 180 millones de años, cuando aún dominaban los reptiles el planeta, aparecieron los primeros mamíferos sobre la Tierra. La multitud de especies de mamíferos que comenzaron a desarrollarse a partir de entonces eran muy diferentes a las que actualmente conocemos y muchas de ellas han desaparecido por completo.
Las cerca de 5 mil especies de mamíferos conocidos en la actualidad se agrupan en órdenes, como son: cetáceos, carnívos, marsupiales, roedores, desdentados, entre otros. De los distintos órdenes, los seres humanos, así como sus ancestros más lejanos, pertenecen al de los primates.


Las glaciaciones fueron un conjunto de fases frías (glaciares) entre las que se intercalaban otras más cálidas (interglaciares) que se dieron sobre todo en las zonas del norte del planeta, aunque también afectaron el resto del mundo. Entre los períodos interglaciares las temperaturas bajaban muchísimo, disminuían las lluvias y enormes masas de hielo, a veces de espesor que superaba los mil metros, cubrían grandes extensiones de la Tierra. En Europa, los avances glaciares llegaron a cubrir la mitad del continente.
En los períodos interglaciares, al ascender la temperatura, las masas de hielo se fundían en parte y aumentaban las lluvias, elevándose el nivel de las aguas marinas. Entonces volvían a producirse cambios en la configuración de las costas, en la flora y fauna. Hacia el año 10 mil terminó la última glaciación. Los hielos fueron retrocediendo hasta quedar reducidos a su situación actual en el casquete polar y la temperatura en el resto del planeta ascendió.
Los ancestros del ser humano pudieron adaptarse a los cambios climáticos que trajeron las glaciaciones, tanto en las praderas africanas como en los bosques del Asia oriental, en las tundra y bosque de Europa o en las valles americanos. Este entorno en transformación imponía diversas formas de adaptación, según las distintas áreas ocupadas. La clave del éxito de la especie humana radicó en que, mediante su inteligencia, supo crear una tecnología adecuada a sus necesidades de supervivencia.

¿como se estudia?

El estudio formal de la prehistoria comenzó en el siglo XIX en Francia, Inglaterra y Bélgica, con el análisis de la edad de las rocas y su relación con fósiles humanos y utensilios antiguos que se encontraron cerca de estos restos.
Los paleontólogos se ocupan más directamente de la prehistoria. Estos científicos estudian los fósiles de los animales y de los primeros seres humanos. Los fósiles humanos tienen mucha importancia porque a los científicos les interesa la relación del ser humano con otros primates. Hay semejanzas y diferencias entre el cráneo y los huesos de diversas especies, y cuantos más restos fósiles se encuentran, más se complican las conexiones entre ellas. Los primeros seres humanos también dejaron otros indicios de su existencia y de su forma de vida: los objetos que fabricaron y emplearon, es decir, los útiles, las viviendas y el arte.
El estudio de los materiales que dejaron los seres humanos se denomina arqueología, la ciencia que más explicaciones puede darnos sobre el pasado prehistórico de la humanidad. La arqueología sirve para examinar cualquier período del pasado humano del que hayan quedado restos materiales.
Otra disciplina que sirve para la prehistoria es la antropología. Según algunos antropólogos, se puede aprender mucho sobre los hombres y mujeres de la antigüedad observando a los pueblos que en nuestros días siguen viviendo en circunstancias similares a las de las épocas prehistóricas. Sin embargo, no se puede concluir que la vida actual de estos grupos humanos sea igual a la de los seres humanos en la prehistoria.
Los geólogos, por su parte, se dedican el estudio de la forma de la Tierra, de las rocas, del suelo, de los minerales, etcétera; pero también pueden explicar detalles muy importantes sobre el pasado humano, como los cambios climáticos, la antigüedad de ciertos niveles de roca y, por consiguiente, la edad de los objetos incrustados en ellos.
Durante muchos años, el único método fiable para ubicar históricamente los restos del pasado consistió en observar detalladamente dónde y cómo se habían descubierto dichos restos. En la mayoría de los casos se fechaba partiendo de la suposición de que los objetos encontrados en la Tierra podían ordenarse en secuencias según los niveles en los que se hallaban. Los situados en los niveles superiores debían ser posteriores a los de los niveles inferiores. Algunas veces, cuando se encontraba un objeto que podía fecharse con seguridad (una moneda, por ejemplo), también podían establecerse fechas absolutas aproximadas en la serie de secuencias así extraídas.
Éste constituyó durante mucho tiempo el método más importante para estudiar el pasado remoto, pero era un mérodo muy complicado porque había que contrastar miles y miles de hallazgos para ordenar las pruebas de tal modo que cada una de ellas encajara. Sin embargo, en los últimos años la situación ha empezado a cambiar gracias a nuevos métodos de análisis . Uno muy importante es el de la datación por medio de la radioactividad. La forma más extendida se llama datación por el radiocarbono.

Las dos grandes divisiones que engloban el pasado de la vida humana son la Prehistoria y la Historia. La Prehistoria cubre aproximadamente 3.5 millones de años del pasado de la humanidad. Esta enorme etapa abarca el desarrollo de los primeras sociedades humanas, desde la aparición de los primeros homínido (hace 4 millones de años) hasta la invención y difusión de la escritura (hacia el año 3 500 a. de N. E.). A su vez, la Prehistoria se divide en dos grandes edades o periodos: Paleolítico y Neolítico, con un periodo intermedio de transición llamado Mesolítico.
La Historia dura mucho